15 de diciembre de 2011

Mapa: Europa tras la Paz de Westfalia


En Münster, en donde en mayo de 1648 comenzó a firmarse la Paz de Westfalia, y en Osnabrück se escribieron importantes capítulos de la historia europea. Por primera vez los países europeos vieron el conjunto del continente; quisieron asumir una responsabilidad conjunta sobre todo el territorio. Lo que tuvo lugar en Münster y Osnabrück fue algo así como lo que hoy en día se conoce como “Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa”. El nuevo orden creado fue garantizado por las grandes potencias y otorgó a Suiza y los Países Bajos su independencia. Suecia regía los obispados de Bremen y Verden, mientras que el príncipe elector de Brandeburgo recibió territorios que pronto serían la cuna de Prusia. También Francia alcanzó sus objetivos de guerra ganando regiones que le permitirían librarse del acorralamiento de los Habsburgo.

14 de diciembre de 2011

Vídeo: La Reconquista española



A pesar de que el uso de la palabra "Reconquista" está bastante discutido, ya que no se debería considerar realmente existiese realmente "España" como una unidad, a no ser que considerásemos la disgregada Hispania que había estado bajo el poder del Imperio Romano. De todas formas, el término está aceptado por convención, así que será el que utilizaré para completar un poco la información que aparece bastante bien esquematizada en el vídeo.

Se podría decir que esta reconquista apareció tan solo 11 años después de la llegada a la península por parte de los musulmanes en el 711, que tomaron esta casi por completo y muy rápidamente. Este primer y pequeño acto reconquistador (casi podríamos decir simbólico) tuvo lugar en Covadonga, con la victoria de las tropas de Pelayo

Sin embargo, no sería hasta más de 700 años después, con la caída de Granada en 1492, que los musulmanes serían expulsados de la península por completo. Fue un proceso tortuoso, y dificultado muchas veces por el alto grado de integración que existía entre musulmanes y cristianos en muchas partes de España, además de por el hecho de que los reinos peninsulares estaban tan frecuentemente en guerra entre ellos como con los musulmanes.

De todas formas en 1212, la combinación de las armadas cristianas de Castilla, Aragón y Navarra lograron una victoria decisiva sobre los musulmanes en Las Navas de Tolosa, en Andalucía; que fue seguida rápidamente por la toma de Extremadura, las Islas Baleares y Valencia. En 1236, Fernando III, el Santo, capturó Córdoba, reconsagrando la Mezquita como una catedral. Siendo Sevilla alcanzada doce años más tarde, los reinos cristianos superaban con creces el territorio dominado por los musulmanes.

Cuando Portugal, en el año 1249, expulsó a los musulmanes, el control político árabe quedó confinado en Granada.

El hijo de Fernando III, Alfonso X "El Sabio", convivió en su corte en Toledo con judíos y musulmanes, así como con cristianos. Aquellos musulmanes que se habían quedado tras la Reconquista, los mudéjares, estaban autorizados a mantener su propia religión y tradiciones, y de hecho, muchos de los elementos de la cultura árabe fueron adoptados por la cristiana.

Pero en 1476, el emir granadino se negó a pagar más impuestos a Castilla, por lo que Fernando II de Aragón, que se había casado con Isabel I de Castilla comenzando el poderoso reinado de los Reyes Católicos, inició el último acto de la Reconquista. En 1492, los mismos monarcas cabalgaron hasta Granada en enero de 1492, tomando el último territorio que a estos pertenecía. A los musulmanes se les prometió la libertad política y religiosa, promesa que duraría tan solo dos años. Es famosa la historia del último emir de Granada, Boabdil, quien supuestamente entre lágrimas echó la vista atrás antes de dirigirse a Sierra Nevada, recibiendo de su madre la famosa frase "llora como mujer lo que no supiste defender como hombre".

Vídeo: La huella de Roma



El vídeo nos cuenta, de forma muy resumida, cómo el Imperio Romano tomó la Península Ibérica y la cnvirtió en una de sus provincias. Esto fue, con más detalle, lo que ocurrió:

La Conquista romana de Hispania comenzó principalmente por las acciones de Cártago. Al final de la Primera Guerra Púnica (264 - 241 a. C.), los cartagineses eran vencidos por Roma, que también reclamó Sicila, Sardeña y Córsega, lo que privaba a Cártago de una importante fuente de riqueza y poder. Como resultado de esto, el interés de Cártago por Hispania comenzaba a aumentar.

En el 219 a. C. Hannibal, el líder cartaginés, atacaba Saguntum, ciudad que se había aliado con Roma; teniendo el Senado Romano que pedir ayuda a sus aliados. Declararon a Hispania una provincia romana, y mandaron fuerzas para evitar que los cartagineses pudiesen llegar a Italia; aunque por desgracia para ellos demasiado tarde, pues Hannibal se les había adelantado, cruzando los Pirineos con la intención de invadir Italia. Tras varios años de batallas, en las que Hispania había tomado parte en varias ocasiones ya fuese por la utilización de ciudades o de tropas íberas, Hannibal fue vencido.

Pero a pesar la guerra, el control de Roma sobre Hispania no cesó. Esta fue dividida en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Ambas provincias eran ricas en plata y otros metales preciosos, y sus gobernadores no dudaron en obligar a los habitantes a conseguir esas riquezas para ellos. Durante la Segunda Guerra Púnica, las tribus nativas de la región fueron alternando entre apoyar a los Cartagineses o a los Romanos. Finalmente, a comienzos del s. II a. C. se volvieron totalmente contra los romanos en una serie de revueltas; convirtiéndose Hispania en un continuo campo de batalla durante dos siglos.

En el 61 a. C., Julio César acabó con las revueltas, y la conquista de Hispania fue finalizada por Augusto; quedando esta dividida en tres provincias: Bética, Lusitania y Tarraconense.

Hispania fue significantivamente romanizada durante el período imperial, y se convirtió en uno de los territorios más importantes del Imperio Romano. Los emperadores Trajano y Hadriano nacieron en la península, y la mayoría de las gentes de Hispania tenía garantizado el estatus de Ciudadano romano. Finalmente, Hispania se desprendió del Imperio con las grandes migraciones germánicas de los siglos IV y V.

13 de diciembre de 2011

Mapa: Europa en el s. XVI


Históricamente se conoce como una de las etapas en la que se divide tradicionalmente la historia, extendiéndose desde la toma de Constantinopla por los turcos en el año 1453 hasta el inicio de la Revolución Francesa en el año 1789. Otros historiadores fijan como fecha de inicio el descubrimiento de América en1492, o el inicio de la Reforma Protestante en 1517.

En este periodo destacan la invención de la imprenta, los grandes descubrimientos geográficos como el descubrimiento de América, el Renacimiento, la Reforma Protestante, la Contrarreforma Política etc.

Conforme transcurrían los años, las ciudades fueron creciendo, y es así como durante el período medieval, ya en el siglo XV, Europa presentaba un gran desarrollo urbano.

También con el crecimiento de las ciudades se produjo un cambio en el sistema económico: la economía feudal dio paso a los primeros indicios del sistema capitalista.

Obviamente el desarrollo comercial del Mediterráneo y el crecimiento de la actividad industrial fueron aprovechados por la burguesía, la clase social que estaba creciendo junto con las ciudades.

Respectivamente toda esta actividad condujo a la necesidad de buscar nuevas tierras donde conseguir las materias primas, necesarias para fabricar los productos. Además, significó la apertura de nuevos mercados donde venderlos.

Durante esta época, el comercio mediterráneo estaba bloqueado por los turcos, y todos los progresos logrados con las técnicas de navegación, impulsaron a los hombres del siglo XV a las exploraciones de ultramar.


Mapa: Reinos cristianos/musulmanes (Alta Edad Media)


Durante la Alta Edad Media, el territorio dominado por los musulmanes, que ocupaba la mayor parte de la península, recibió el nombre de Al-Andalus.

En el norte, y debido al carácter montañoso de la región, quedó sin someter una estrecha franja de terreno. En esta zona, los cristianos se reorganizaron, y surgieron así los llamados núcleos de resistencia, que con el tiempo se convertirían en modestos reinos.

12 de diciembre de 2011

Mapa: Divisiones administrativas de la Hispania romana

En el año 218 a.C., y en el contexto del enfrentamiento de los romanos con los cartagineses por el dominio del Mediterráneo occidental (Guerras Púnicas), los romanos desembarcaron en Emporion e iniciaron la conquista romana de la Península Ibérica.



Hispania fue dividida en un principio en dos provincias: España Citerior (la más cercana geográficamente a Roma, que comprendía el este y noreste peninsulares) e España Ulterior (la más alejada de la metrópoli). Durante doscientos años no se cambió, excepto en los límites geográficos, acrecentados por las conquistas (correspondiendo el centro y norte a la primera y el oeste y noroeste a la segunda). Sin embargo, Augusto en el 27 a.C. dividió la Ulterior en dos nuevas provincias (Lusitania y Bética) y llamó Tarraconense a la Citerior.


Por último, Hispania fue dividida en seis provincias: Tarraconense, Bética, Lusitania, Gallaecia, Cartaginense y Baleárica.

11 de diciembre de 2011

Mapa: División de los pueblos prerromanos en la península


Entre los siglos X y III a.C. se establecieron en la Península gentes de pueblos mediterráneos atraídas por la riqueza minera de estas tierras. Eligieron las costas mediterráneas, donde fundaron colonias y factorías, a partir de las cuales influyeron en los pueblos autóctonos (nuevos cultivos y nuevas técnicas agrícolas, técnicas artesanales, minería, escritura, uso de la moneda). El último de estos pueblos colonizadores, los cartagineses, pasaron de la fundación de colonias a la conquista territorial, proceso en el cual chocaron con Roma y provocaron su entrada en la Península Ibérica.

Línea del tiempo: Paleolítico - Isabel II

Aquellos eventos que transcurriesen antes del 9999 a.C. están agolpados en ese año, para verlos, hacer click en "Flipbook" o "List". Las situaciones en el mapa de los eventos ocurridos antes del 0 a.C. son aproximadas.

Si solo aparece "You do not have permission to see this timeline", recarga la página hasta que aparezca la línea de tiempo.


Composición 1: Centralización y pérdida de territorios del Imperio Español


Después de relatar todo lo que había hecho en su reinado y con lágrimas en los ojos, Carlos I acababa su discurso de despedida para dar la palabra a Felipe.  Los numerosos conflictos que habían oprimido a Carlos esos últimos años habían provocado finalmente la abdicación al trono de este: las batallas por los territorios alemanes por una parte, y los problemas interiores relacionados con los escasos recursos y las revueltas por la otra habían hecho acuciante la necesidad de un cambio monárquico.
Era así el turno del heredero, Felipe II, quien tras disculparse por su poca práctica a la hora de hablar español, explicó que sería su hombre de confianza el que daría el discurso por él. El emotivo ambiente que se había formado en la sala durante las palabras de Carlos se iba desvaneciendo ante la comprensión de que el hombre que iba a gobernarles durante, posiblemente, décadas, era un extranjero. En varias ocasiones Felipe II había asumido en  ausencia de su padre el control de los Países Bajos y Alemania, y esto había provocado que su relación con los Reinos de Castilla y Aragón fuese mínima, lo que le hacía un extraño ante los ojos de las personas que llenaban la sala.
Felipe II heredaba de su padre una España en proceso de disgregación, tanto a nivel peninsular como nivel imperial. El movimiento de las Comunidades y el de las Germanías afectaban a una gran parte de la península, y comenzaban un problema que llevaría a un intento de separación por parte de Cataluña y Aragón, además de a fuertes tensiones entre clases sociales. Con países exteriores los problemas no eran menos importantes: el ejército francés y el español debían luchar continuamente por la defensa de los Países Bajos, los que a pesar de aumentar los dominios españoles, producían enormes pérdidas económicas. Además, permanecían latentes otros conflictos, armados en el mediterráneo y religiosos en regiones protestantes de todo el Imperio.
Las tensiones entre Castilla y el resto de los reinos peninsulares habían comenzado ya con el descubrimiento de América en 1492. Mientras todas las riquezas procedentes del “nuevo continente” iban a parar a Castilla, Aragón quedaba relegado a un segundo plano y no tomaba parte en la obtención de estas.
Ya avanzado el mandato de Felipe II, las diferencias entre Castilla y Aragón llegaron a su punto máximo. Los aragoneses seguían molestos desde la unificación del Imperio Español con los Reyes Católicos, ya que los Monarcas continuaban manteniendo un gobierno Centralista, además de Absolutista. En 1591, acusado de traición y asesinato, Antonio Pérez, un antiguo secretario del rey, era llamado a prisión por Felipe. Antonio se aferró a su ascendencia aragonesa protegiéndose en el derecho foral, resultado de las diferencias políticas entre los distintos territorios. Para poder detenerle, Felipe II hizo intervenir a la Inquisición acusando a Antonio Pérez de hereje, ya que esta constituía el único órgano vigente en todas las regiones. Pero esto era algo que el Justicia Mayor de Aragón, harto de las incursiones de Castilla en sus políticas, no quiso permitir; provocando la furia del rey. Pronto Zaragoza, donde se había refugiado Antonio, fue sorprendida por la intrusión del ejército, que detuvo y ejecutó al Justicia Mayor, el cual se había colocado al frente de las protestas. Antonio huyó a los Pirineos, finalizando así las Alteraciones de Aragón y las sublevaciones en la región.
Tras la muerte de Felipe II, ascendía al trono su hijo, Felipe III, con el cual el Imperio Español alcanzó su mayor expansión territorial; lo que complicó el reparto del poder entre los diversos reinos. Su reinado supuso una relajada transición entre los problemas territoriales de su padre y su abuelo y la decadencia de los siguientes reinados. Con Felipe III, España firmó diversas paces, denominándose a este período como la Pax Hispánica. Pero a pesar de todos sus esfuerzos por unificar los territorios españoles, al final de su reinado, en 1618, estallaba la Guerra de los Treinta Años. Esta, que pronto se había expandido por toda Europa, era el apogeo de todos los conflictos religiosos, políticos y sobre todo territoriales entre el Imperio Español y el resto de reinos europeos.
Cinco años después del comienzo de la Guerra, con solo dieciséis años Felipe IV subía al trono, heredando una España, como ya se dijo, en decadencia. A pesar de encontrarse la Guerra en un punto crítico, el valido del nuevo rey, el Conde-Duque de Olivares, trataba a duras penas de mantener la hegemonía en España. Pronto se había hecho inviable enviar refuerzos a Flandes, y desaparecía la monarquía en los Países Bajos. Además, estos se habían aliado con Inglaterra, con lo que había comenzando una batalla entre esta y España. Con Francia, la situación no era mucho mejor, ya que en 1635 Luis XIII declaraba la guerra a España, terminando esta con la victoria española. De todas formas, al año siguiente, tras un fallido intento de conquista de París por parte del hermano de Felipe IV, Francia envió a sus tropas a los Pirineos.
Mientras tanto, el final de la Guerra de los 30 años con la Paz de Westfalia suponía el principio del fin de la hegemonía española, ya que los protestantes del norte de Europa (los Países Bajos) se hicieron definitivamente independientes. Años después la guerra con Francia finalizaba con la Paz de los Pirineos, en la que España perdía el Rosellón y parte de Cerdeña.
Otra de las pérdidas territoriales fue la de Portugal, que finalmente aprovechaba los problemas de la Corona española independizándose en 1640 formándose el Imperio Portugués. Políticamente, Portugal siempre se había asegurado una distinción de España, por temor a que estos trataran de sacrificar los intereses de los portugueses a los suyos.
Hecho por Andrea Sanmartín, Sandra Arias y Miguel Rodríguez, 2º BAC-A